domingo, 31 de enero de 2010

La lluvia lejana.

La lluvia no es un alivio, sublima la tristeza con los truenos que en la distancia son voces del recuerdo. Atardece, anochece, la luz se cobija en el horizonte con la complicidad de las nubes y la noche. Los zumbones ejambres de nostalgias saturan el paisaje y me confinan a la añeja habitación de mi cráneo, contaminando mi realidad, intentos por revivir sueños en la vigilia de otro. Pero no son más que luciérnagas apáticas, fosfenos extraños hijos de las palabras. No, no es un alivio la lluvia lejana.

lunes, 4 de enero de 2010

Autocensura.

Arden mis libros mañana
una censura de ocasión
ha decretado su olvido
y las hogueras
matizan las plazas

Me da tanto dolor
que decido no escribirlos.

Calavera.

Casa que atesora la oquedad dejada por el único que la habitó y tuvo en ella la irrepetible cita con el unive...