Este sabor rojo
venido del atardecer en quiebra
este mal negocio del día
hace posible el grito
largo
como una caricia
a los perros del odio
este sabor aullido
para arropar a la placidez
con el ropón de las circunstancias.
Blog de poesía y aproximaciones. Todo es posible en el territorio del asombro. Balbuceos de criatura encomillada por infinitos desde su soledad compartida.
jueves, 22 de agosto de 2013
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Calavera.
Casa que atesora la oquedad dejada por el único que la habitó y tuvo en ella la irrepetible cita con el unive...
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Casa que atesora la oquedad dejada por el único que la habitó y tuvo en ella la irrepetible cita con el unive...
5 comentarios:
Quién no ha sentido el sabor del "mal negocio del día". Cercanía.
En efecto, en un mundo en descomposición, las circunstancias (sobrevenidas) son las que nos hacen tolerable la pasividad conque observamos el dolor y la sangre ajena. A fin de cuentas, es como observar una tragedia (¡!) en un escenario distante.
Muy acertados los versos.
Un abrazo.
Excelente, Andrés. Siempre sentí que ese recurso -la sinestesia- es un extremo, un borde de desesperación del poeta. Una necesidad de forzar el código para lograr expresarse. Y también sé que es así, sólo cuando se utiliza genuinamente, como en este poderoso texto.
Un fuerte abrazo, amigo.
Un poema, Andrés, con imágenes muy potentes. Y muy verdadero. Porque, sí, ese rojo que viene del atardecer, saboreado más que visto (o visto y saboreado e incorporado), hace que soportemos mejor "la quiebra", el "mal negocio del día"... el desastre de las circunstancias.
Un abrazo.
Abel German
Como un grito, puede darnos tranquilidad y pasividad. Gracias por escribirlo.
Au revoir !
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