Blog de poesía y aproximaciones. Todo es posible en el territorio del asombro. Balbuceos de criatura encomillada por infinitos desde su soledad compartida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Calavera.
Casa que atesora la oquedad dejada por el único que la habitó y tuvo en ella la irrepetible cita con el unive...
-
Casa que atesora la oquedad dejada por el único que la habitó y tuvo en ella la irrepetible cita con el unive...
4 comentarios:
Leo, Andrés, el vértigo de la memoria, la sucesión de eternidades efímeras; nuestra propia evanescencia; el tiempo, tan pródigo en incendios, en cenizas. Sé, sin embargo, que perdurará el poema, como un testigo incombustible de nuestros sueños.
Un abrazo, amigo.
el orden es tan solo el crepúsculo del sol... enorabuena por tus letras, un beso
Ese incendio producido por el tiempo, Andrés, podría ser descrito de modo diferente, pero dudo que mejor. Sí, el tiempo todo lo reduce a cenizas, lo incinera, es el gran crematorio. Gracias por llamarme la atención de un modo tan gráfico sobre algo que, a veces (tú y yo lo sabemos), no es una metáfora de la realidad, es la realidad.
Gracias una vez más y un abrazo.
Abel German
Es de una tristeza infinita Andrés, retener en la memoria a pesar de ya no quedar nada es tan difícil como imposible es borrarlo todo. Un gusto visitarte.
Publicar un comentario