Ese carrusel en ruinas
esas voces oxidadas
inalcanzables paraísos al lado
a la derecha
y mi infancia transcurriendo
en un tobogán
un dejarse caer
resbalar siempre
hasta que el vértigo
se apodere del estómago
resbalar
vomitar…
Seguir así
antiguo
como esos relojes
abandonados por el tiempo
en las repisas del aire.
4 comentarios:
Son unos versos anclados en un dolor para nada amortiguado en el tiempo, sino, más bien, todo lo contrario...
Un abrazo.
Andrés, no sé en qué verso la eternidad acecha, sé que la sentí, como un deseo que en el poema se vislumbra. Un deseo púdicamente celebratorio. Sé que un texto literario es "una máquina de generar interpretaciones". Ésta que te ofrezco, tan errónea como cualquier otra, me deja la grata sensación de que mi amigo está bien, está vivo y con ganas de seguir creando belleza.
Un fuerte abrazo.
Siempre he pensado que la habilidad del poeta para decir tanto en tan poco es maravillosa. Es una pena que la vida no me haya regalado tamaño don.
Me gustó mucho, qué te puedo decir...
Saludos.
Andrés, te agradezco mucho este poema. Creo que describe magistralmente una sensación común. El cierre tiene además la magia de su misteriosa claridad. Esos relojes abandonados por el tiempo en las repisas del aire desbordan la imaginación y plantean preguntas insuperables.
Un abrazo.
Abel German
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