Ladridos
recónditos
una jauría íntima
a caza
de una liebre infeliz
equivocada en el coto
ladridos
y miedo cerval
en el laberinto de la noche
dentro de mí.
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Calavera.
Casa que atesora la oquedad dejada por el único que la habitó y tuvo en ella la irrepetible cita con el unive...
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Casa que atesora la oquedad dejada por el único que la habitó y tuvo en ella la irrepetible cita con el unive...
2 comentarios:
Impresionante, Andrés, cómo atrapas ese sentimiento que está en la esencia de la vida; la lucha interior que libramos en y por nosotros mismos; ese miedo cerval. Son diez versos que abren una puerta a lo que somos, y muestran un horizonte lleno de interrogantes que, paradójicamente, nos iluminan.
Un abrazo.
Abel German
Ya amanecerá. Besos.
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