Soy Godot y nadie me espera. Me gustaría.
Lo pienso y eso me sostiene. Alguien podría esperarme del modo más inocente,
fingiendo ser el que pasa, el que no va a ninguna parte y trasmite su tedio a los parques y a las raras
avenidas semidesiertas, cosa que a veces pasa en las películas o cuando
bombardean quirúrgicamente una ciudad. Uno se acostumbra, ¿no?, a los
bombardeos quirúrgicos. Nos acostumbramos a imaginar que nos esperan y que todo
extraño es una pieza del puzle con la cual encajamos perfectamente. Piensas.
Uno piensa y eso entretiene. Soy Godot y espero me esperen hasta desesperar.
Blog de poesía y aproximaciones. Todo es posible en el territorio del asombro. Balbuceos de criatura encomillada por infinitos desde su soledad compartida.
sábado, 13 de septiembre de 2014
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Calavera.
Casa que atesora la oquedad dejada por el único que la habitó y tuvo en ella la irrepetible cita con el unive...
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Casa que atesora la oquedad dejada por el único que la habitó y tuvo en ella la irrepetible cita con el unive...
2 comentarios:
Hermoso poema que, además, ofrece una perspectiva muy interesante.
Un abrazo.
Abel German
Nos pasamos la vida esperando sin saber muy bien qué o a quienes esperamos, pero necesitamos de esas esperas para seguir caminando.
Un abrazo.
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