domingo, 11 de octubre de 2015

El aro.

Y el aro
atraviesa el felino de aire
su curvatura de artificio
como una solución
en el acto de la renuncia
sin luces
sin aplausos
como el ensayo
de un simulacro
para ausentes.

       

2 comentarios:

Abel German dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Abel German dijo...

Gran poema, hermano. Esa imagen de invertir la representación circense (el aire como felino y el aro como algo que atraviesa y no al revés), da una sacudida a las neuronas de quien sea, por pocas que queden. Un abrazo.

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