domingo, 28 de julio de 2013

El día interminable.

     Si no te menciono en mi Diario es porque no lo tengo, porque un Diario recoge acontecimientos de días y yo vivo un tiempo sin estancos, un solo día que se metamorfosea en sí mismo, que siempre vuelve a ser él para ser otro,que es un Lunes que a veces presume de Domingo o un Domingo obsesionado con ser Martes con el estigma de trece o Viernes, quizás un Jueves estrafalario, fluyendo en la falsa movilidad de una imagen de cine, rectángulo temporal donde todo sucede y precipita. Por eso no te menciono, porque tal vez solo eres memoria de lo que está por acaecer un Sábado y no lo hará para mis ojos y tacto. Solo a veces, escucho voces o tu voz, alguien que dice vuelve y supongo, se refiere a otro, yo nunca me he ido de ninguna parte, no se puede ir el que no ha estado. Soy solo el que pasa en un día interminable.

3 comentarios:

LaCuarent dijo...

No solo es hermoso además es reflexivo
Un beso

Guillermo Iglesias dijo...

Hay un claro atisbo de eternidad en ese “día que se metamorfosea en sí mismo” Y hay, Andrés, esa certeza con que iluminas una sensación indócil, difícil de nombrar. La vida como una sola, vertiginosa jornada, que sólo acepta por convención esos compartimientos en que intentamos fraccionarla. No mencionar el nombre en un Diario es, se siente, hacerlo eternamente presente.
Me encantó. Un abrazo.








Anónimo dijo...

Una bella y profunda reflexión sobre el tiempo. Me ha impresionado vivamente.

Un abrazo.

Abel German

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