martes, 24 de septiembre de 2013

La última luna llena.


 

Traigo en el bolsillo

la última luna llena

de la próxima vez

en el cielo que imagino

para ese muerto que soy

mañana

y ayer

una luna repleta de luz

aullada

soñada

entrevista entre celajes

de falsas latitudes

donde no vivo

ni viviré

pero sobre la que escribo

intentándola olvidar

por pura envidia

a los que la verán.

4 comentarios:

Guillermo Iglesias dijo...

Hermoso poema, Andrés, con ese brillante juego de paradojas. Llevar en el bolsillo la luna llena que se intenta olvidar; envidiar a los que la verán, cuando nadie puede verla con mayor plenitud.

Excelente, amigo. Un abrazo.

Pluma Roja dijo...

El comentario anterior me parece acertado. Lo comparto.

Saludos cariñosos.

Anónimo dijo...

Sí, hermano, dices de un modo hermoso algo que no lo es tanto: el hecho de que las cosas (también las bellas) no son del todo aprehensibles y, al final, se nos van, y se quedarán por aquí, al menos un tiempo más, aún cuando ya no estemos para disfrutarlas. De ahí ese esfuerzo que es la literatura... el poema. Tu bello poema.

Un abrazo.

Abel German

Ceciely dijo...

La luna repleta de luz…de falsas latitudes donde seguramente nunca vivirás en carne y hueso pero la vives en inspiración y haces un bello juego contradictorio.
Abrazos plateados, amigo Andrés.

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