miércoles, 18 de diciembre de 2013

El usurpador.

                                                                  Imagen descargada de la Red.



 

      La desesperación tocó hace un rato y yo me desentendí de la puerta. Jugué con ello, es imaginación o aire, dije, tal vez un espectro errante que ha confundido mi casa con su tumba. Me desentendí, me resulta cómodo. Quiero dormir, morirme un poco y abrir puertas maravillosas a mundos delirios con sus claves, olvidar la mala interpretación que hago de la realidad. Mi cráneo alberga un universo trastocado, con laberintos al detalle y señales burlescas. Pero también hay algo más, lo más o el más allá que se acomoda en intersticios cuánticos que, con su traje matemático, se presta a todo, como que tú y yo estemos unidos por un hipotético túnel con fuerte fluir de información que reta las limitaciones y su gravedad deformante. Será por eso que te sueño con dudosa lucidez y que la desesperación vuelve a tocar, ahora de un modo casi dulce o el muerto que viene a recuperar su tumba.


3 comentarios:

Guillermo Iglesias dijo...


Otra vez, Andrés, esa precisión, esa fidelidad de la palabra a la emoción, tan estrecha, que logra abolir los límites entre lo sentido y sus símbolos. Hay una púdica contención en el cierre, como un grito contenido. Duele.
Un abrazo, amigo

Anónimo dijo...

Impacta mucho este texto. ¿Quién no ha sentido la desesperación alguna vez? ¿Quién no se ha visto como un "usurpador" en el sentido que dices? Por eso producen escalofríos cada una de esas palabras y cada una de esas imágenes; todas tan exactas.

Mi agradecimniento de lector.

Y mi abrazo de hermano.

Abel German

Ceciely dijo...

Esa información cuántica te llega a través de los neurotransmisores. Encuentran en el Cosmos el "Tu", recoge su vestimenta numérica y regresa a ti... dulce Musa que se apodera de tu "Yo". En el Cosmos no existe edad...así que la información que recibes no es de limitaciones ni deformaciones...es pura Luz que llega a ti para que la moldees y sigas produciendo bella poesía.
Gracias Andrés por tu querida huella en mi blog.
Te deseo cálidas fiestas navideñas. Abrazos efusivos.

Calavera.

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