Hay que tener valor para evaporarse en el sendero de los sueños que se hacen víscera y duelen cuando se golpean. Es un valor efímero, franco, como susurro de lamento en los mástiles al avizorarse el naufragio. Brota una música untada de lontananza, desabrigo y expulsión, una omisión en el desperdicio de las aguas. Ya esfumado, nada acontece, salvo el alivio.
Blog de poesía y aproximaciones. Todo es posible en el territorio del asombro. Balbuceos de criatura encomillada por infinitos desde su soledad compartida.
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Calavera.
Casa que atesora la oquedad dejada por el único que la habitó y tuvo en ella la irrepetible cita con el unive...
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Casa que atesora la oquedad dejada por el único que la habitó y tuvo en ella la irrepetible cita con el unive...
5 comentarios:
Unas letras preciosas
Saludos.
Un texto lleno de contenido.
Saludos.
Ignoro, Andrés, porqué tu prosa que tan bellamente devela una intuición, concita para mí la misma intensa emoción que los estos versos de Borges:
Bruscamente la tarde se ha aclarado
Porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
Que sin duda sucede en el pasado.
Un abrazo.
Dices mucho en pocas palabras, me gustó, si señor.
Un abrazo.
HD
Ese alivio, ¡cuánto nos dice! ¡Cuánto nos hace pensar, o suponer, que nos dice! Eso es lo grande. Que siempre logras despertar en uno esos ecos. Esas consecuencias.
Gracias.
Abel German
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