He habitado lugares tan deseables como este que ahora detesto. El
problema no es el paisaje que habito, sino el que me
habita. Siempre he vivido en el desierto persiguiendo espejismos, siempre he
sido un espejismo, un efímero descuido en la veleidad de las dunas.
Blog de poesía y aproximaciones. Todo es posible en el territorio del asombro. Balbuceos de criatura encomillada por infinitos desde su soledad compartida.
jueves, 29 de agosto de 2013
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Calavera.
Casa que atesora la oquedad dejada por el único que la habitó y tuvo en ella la irrepetible cita con el unive...
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Casa que atesora la oquedad dejada por el único que la habitó y tuvo en ella la irrepetible cita con el unive...
4 comentarios:
Sí, Andrés, es cierto. Tu poema es real, y eso es lo más grande y mejor que puede decirse de cualquier texto.
Felicitaciones y un abrazo.
Abel German
Duele la inteligente certeza de esa visión. Quizá, Andrés, haya que coincidir con Schopenhauer y entender “el mundo como voluntad y representación”. Reservarse, digo, la posibilidad de cambiar el paisaje.
Excelente, amigo. Un abrazo.
AÑORA EL MAR
EN LA SECA LLANURA
EL SECO TRONCO...
Un beso volado.
Nunca es el paisaje que queremos habitar, sino el que realmente nos habita.
Y ahí solo nos queda el sueño, la intención mientas sorteamos las dunas de la realidad.
Besos mediterráneos.
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