lunes, 15 de febrero de 2010

No podemos escapar de la noche.

¿Sabes a qué huele la noche? No, no lo sabes, no lo sabrás. Es sólo un olor para incordiar, una insinuación punzante brotando de las paredes o goteando de guiñapos de nubes en la incomodidad de un cielo imposible. Viene de algún rincón de la memoria para manchar el instante, una vibración inoportuna con ínfulas de solemnidad. Huele a puta que no te soporta y te vende un orgasmo de oropel. Es un olor metafísico que se manifiesta en la peste de la vulgaridad, mezcla de orines y mierdas del arrabal, humedad, silencio y un prurito suicida que estremece. Esto no es un examen, por supuesto, no tienes que responder. Tal vez la noche huele como tú o como yo o como nadie o no huele. Pero no podemos escapar de la noche.

1 comentario:

Abel German dijo...

Lamentablemente no pude abrir el video, pero el texto es suficiente para asegurar que se trata de un poema de gran calidad. Un poema con un lenguaje duro (inusualmente duro en tu poesía) pero que se aviene perfectamente con el tema tratado. La noche, el mal... la muerte. Que a veces percibimos en las paredes, en algunas nubes, en "algún rincón de la memoria"; y que, en efecto, nos mancha el instante.

Calavera.

Casa que atesora la oquedad dejada por el único que la habitó y tuvo en ella la irrepetible cita con el unive...