domingo, 19 de junio de 2011

Volvían.


Volvían desnudos al alba
untados de convenida perversión

Reían como gatos posesos en las azoteas

Arañaban dimensiones que han descuidado los dioses
retazos de inmortalidad en las arrugas del tiempo

Saboreaban el espacio a golpe de roces procaces
adjetivaban los suburbios como poetas noveles en éxtasis
y se ponían húmedos y vulnerables

Entonces se vestían para volverse ordinarios
luego de blasfemar contra el despertador.



10 comentarios:

Pluma Roja dijo...

Muy bueno, me gustó bastante.

Saludos cordiales.

Gisa dijo...

Linda descrição de momentos ímpares.
Um grande bj querido poeta.

pedrojescritor dijo...

Maldito despertador... experto en destruir escenas.
Un abrazo.

Nina Pilar dijo...

desnudar a alma, e mergulhar nas paixões, na própria paixão e deixa acontecer.

belo poema amigo.

abraços fartos

Anónimo dijo...

TREMENDA COMPOSICIÓN!!!!
UN ABRAZO

Maria dijo...

Que atrapante..esa vida complice fuera del tiempo y los alcances del reloj, tal vez, la verdadera vida.
saludos.

Anónimo dijo...

me recordo una obra de teatro,la gata sobre el tejado de zinc caliente,vieja y dificultosa de representar de Williams,precioso poema!un saludo
desde el fin del mundo,
lidia-la escriba

María dijo...

De la pasión, del amor, hay que "volver" (como de todo) cuando toca a arrebato la cotidianeidad...
Hermosas palabras, hermosa imagen... odioso despertador...
Un beso, Andrés.

merche marín dijo...

Hay que untarse de convenida perversión todas las mañanas o todas las noches, según se disponga y absorber el amor que se escurre entre cualquier grieta.
Un beso, amigo Andrés y gracias por seguir mi blog.

Lilyán de la Vega dijo...

La noche puede ser un deleite... Gracias por ilustrárnoslo, Andrés! Un gusto pasar por aquí, como siempre!

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