sábado, 13 de septiembre de 2014

Soy Godot.


 

    Soy Godot y nadie me espera. Me gustaría. Lo pienso y eso me sostiene. Alguien podría esperarme del modo más inocente, fingiendo ser el que pasa, el que no va a ninguna parte y  trasmite su tedio a los parques y a las raras avenidas semidesiertas, cosa que a veces pasa en las películas o cuando bombardean quirúrgicamente una ciudad. Uno se acostumbra, ¿no?, a los bombardeos quirúrgicos. Nos acostumbramos a imaginar que nos esperan y que todo extraño es una pieza del puzle con la cual encajamos perfectamente. Piensas. Uno piensa y eso entretiene. Soy Godot y espero me esperen hasta desesperar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermoso poema que, además, ofrece una perspectiva muy interesante.

Un abrazo.

Abel German

Marinel dijo...

Nos pasamos la vida esperando sin saber muy bien qué o a quienes esperamos, pero necesitamos de esas esperas para seguir caminando.
Un abrazo.

Calavera.

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