Solían preguntar por los caballos
y se les decía que no había caballos
que nunca los había habido
sólo una vaga colección de galopes esporádicos
relinchos
olor a heno
y ruinas como de establos
reminiscencias de algo que pudo ser
pero sucedió en otro camino
Los jinetes seguían preguntando por los caballos
y abrillantaban sus espuelas
Los niños galopaban corceles de palo.
Blog de poesía y aproximaciones. Todo es posible en el territorio del asombro. Balbuceos de criatura encomillada por infinitos desde su soledad compartida.
viernes, 20 de noviembre de 2009
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Calavera.
Casa que atesora la oquedad dejada por el único que la habitó y tuvo en ella la irrepetible cita con el unive...
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Casa que atesora la oquedad dejada por el único que la habitó y tuvo en ella la irrepetible cita con el unive...
1 comentario:
Como siempre la lectura que haces "defiende" el texto, como quería Lorca. Aunque éste es un texto que se defiende aún en el silencio de la página (o de la pantalla). Como debe ser. Es un gran poema, y los grandes poemas lo son porque sí.
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