
Cuando llegue al Río no preguntaré por el barquero. Estaré silencioso y mínimo, fingiré ser un sueño, sólo un espíritu turista que curiosea en las promociones del abismo. Buscaré en las cenicientas aguas ese pez que se me fue de las manos un día de la infancia, ese esquivo mordedor con alas de agua. Lo buscaré, al descuido, para no encontrarle, mientras se alejan las siluetas humosas, gimiendo, hacia la otra orilla.
2 comentarios:
Agradezco la foto a: www.photogonical.com/index.php?showimage=18
Un poema estremecedor. No sólo por el tema, sino por el modo de tratarlo. Esa imagen del niño que pierde el pez; ese pez que es tantas cosas... y, sobre todo, ese fingimiento, ese modo irónico, tenue, de burlarse. Un poema impecable.
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