A veces sobre las cenizas
volaban mariposas
Blancas
Digo a veces
puede que siempre
pero hablo de aquellas cenizas
Es curioso
yo era muy joven
y me consumía en las cenizas por el futuro
y lo vivía como un poema
No sabía que el futuro es un vampiro
que ni siquiera existe
Lo único real eran las mariposas
sobre las cenizas.
8 comentarios:
Te olvidas de una cosa..
Tu sentir...
era real... tan real...
como las mariposas... y las cenizas.
aunque fuera sentir deseoso de futuro...
suele ocurrir con los deseos de juventud.
Un saludo
Todo forma parte del poema; las mariposas, las cenizas y el futuro, pero sobre todo, la vida.
Un fuerte abrazo,
Buenas letras. De cenizas y mariposas tiene la vida. Saludos.
Para un poeta cansado
traigo una dosis de aliento,
traigo unas alas con fuerza
para divulgar tus versos...
traigo un abrazo del alma
para tu isla de ensueño.
Gracias por tu fidelidad
y por tus huellas en mi blog.
Un abrazo
Vengo navegando y me encontré con su blog. Me encantó su poesía.
Saludos cordiales,
Aída
Poeta Andrés:
Imágenes de lujo en este poema, a la vez reflexivo, hondo.
Me da mucho gusto encontrarme con un poeta del archipiélago canario pues mi madre es tenirfeña, mi padre tomellosero.
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank.
Conozco esas mariposas blancas. Sé que de algún modo revolotean en tus poemas desde que eras un adolescente. Y es una de esas imágenes-obsesiones que se agradecen porque encierran una metáfora de la vida. Una metáfora que habla a todos al oído, sigilosamente, como una revelación.
Amigo Andrés:
Te envié un comentario hace días, quién sabe donde lo habré enviado: soy un desastre informático.
Me gusta tu poesía; tiene magia, algo muy difícil de conseguir y que va más allá de la técnica, el virtuosismo y los bellos sentimientos. Para ser "un poeta cansado" tienes una energía que produce la chispa creadora, nada menos.
Un abrazo Elvira Daudet
Sabes? las mariposas han sido mi palabra talismán, tanto en verso como en prosa; ahora, ay, me es más familiar la ceniza.
Es cierto que mi paraíso tuvo su serpiente, sólo una pero destructora.
Un abrazo
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