martes, 23 de noviembre de 2010

Dos, tres, uno.



Los alaridos devorados
por la persistencia de la noche
el cansancio infinito del dolor
rindiendo cuentas a la muerte
con la melodía del insomnio

El dador con las manos vacías
acosado por los menesterosos

El niño ha preguntado
¿Por qué?
¿Por qué?
le he respondido

Los dos
intentamos descifrar el enigma
en la estrecha regla de un juego

Un, dos, tres
dice el niño
Tres, dos, uno
digo yo
Dos, uno, tres
dice una Voz
Dos, tres, uno
dice el Coro
Dos, tres, uno.

5 comentarios:

El Gaucho Santillán dijo...

Muy original escrito.

Cual es el juego?

nos lleva la cida aprenderlo.

Bien escrito.

un abrazo.

Gisa dijo...

Quero jogar. As regras vemos com o decorrer do tempo. Elas não devem ser fixas sob pena de engessar a magia do enigma.
Besos

Pluma Roja dijo...

No entendí el final, más sin embargo me gustó el poema,de qué juego se trata?

besos.

Unknown dijo...

Juego de la vida? Um abraço

Abel German dijo...

El poema me parece perfecto. Refleja de un modo muy hermoso el misterio de la vida; la "estrecha regla" del juego con la que pretendemos descifrarlo. Uno de los logros más importantes de tu poesía es justamente ése: resumir en un breve puñado de versos una reflexión que de normal podría llenar todo un libro.

Calavera.

Casa que atesora la oquedad dejada por el único que la habitó y tuvo en ella la irrepetible cita con el unive...