domingo, 24 de abril de 2011

Aprendizaje.

                                                     Foto de una foto con efectos (Cámara web del autor)

    Tú sabías lo que sucede cuando el bajel se abandona atracción abajo y acepta las reglas, el dejar hacer por lo oblicuo, por tangenciales arrebatos en el espacio anulado con alaridos del vacío.
    Tú sabías que era posible babear al unísono, rimando el cosmos con el colapso del aliento, pasar la puerta que simula el absoluto en el vértigo de un instante e intercambiar en el mercado del tacto una contigüidad penetrable, sensación de lo uno en la diversidad del caos, un anclaje.
     Querías enseñármelo.
     Te insinuaste con la parquedad de tu lenguaje hecho de ingenuas perversiones, pero yo solo entendía jergas para solitarios, el equívoco placer de los dioses frustrados que se recrean en un lecho holográfico, abrazados a lo inalcanzable, agonizando.
     Ahora que lo sé, me has olvidado.

3 comentarios:

Claudio Ariño dijo...

Sencillamente, excelente.

Abel German dijo...

Es un bello e intenso poema.

Unknown dijo...

Yo veo algo sensual, seré un salido.

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