viernes, 10 de febrero de 2012

El yacente.

Foto del proceso con Webcam.

El yacente
devenido mortal
en las aberraciones
de una invocación
con alucinaciones
inducidas
en un putrefacto
templo del arrabal

El yacente
se eleva
sin alas
sin viento
entre las moscas
y el hedor

yace el que invoca
y es como un dios
de un olvidado panteón.

7 comentarios:

El Gaucho Santillán dijo...

Todos seremos dioses de nuestro panteòn.

Fuertes imagenes, las de tu poema.


Un abrazo.

María Gladys Estévez dijo...

Un profundo pensamiento en tu poema..
hay panteones y panteones..
Un abrazo

Pluma Roja dijo...

Al leer la palabra "yacente" no puedo dejar de ver el cadáver de alguien querido. El yacente es un triste despojo, tan vacío...

Profundo poema.

Saludos cordiales.

Haydée Norma Podestá dijo...

¡¡Cuántos yacentes devenimos mortales, sin sus despojos que muchas veces son ya cenizas de la nada, sólo por nuestras invocaciones!Me dejaste pensando...Mis saludos y gracias por acompañarme en mis pequeñas letras. Haydée

Clara Schoenborn dijo...

Todos los yacentes terminamos como los dioses de un olvidado panteón, pero con la ventaja de que al menos existimos alguna vez. Un abrazo amigo.

César Sempere dijo...

Precioso. Ojalá todos yacemos así: sin vergüenza, sin pena, con naturalidad.

Abrazos,

Abel German dijo...

Sí, Andrés, existe la posibilidad de esa redención. Gracias por decírnoslo de un modo tan original y hermoso.

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