Cuando huía todo se iba con él. Decorados más o decorados menos, el guión era el mismo y su papel lo tenía bien aprendido. Era amargo y seguía amargo. Era secundario y seguía secundario. Los aplausos , al final, no serían para él. No sospechaba, el pobre, que eso no era importante, si acaso para el que aplaudía. No obstante huía y huía y el telón ahí, esperando.
Blog de poesía y aproximaciones. Todo es posible en el territorio del asombro. Balbuceos de criatura encomillada por infinitos desde su soledad compartida.
lunes, 12 de abril de 2010
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Calavera.
Casa que atesora la oquedad dejada por el único que la habitó y tuvo en ella la irrepetible cita con el unive...
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Casa que atesora la oquedad dejada por el único que la habitó y tuvo en ella la irrepetible cita con el unive...
2 comentarios:
De alguna manera todos huímos del "papel" que tenemos asignado en el gran teatro que es la vida. Corto y contundente este texto, de los que te obliga a reflexionar. Que espere el telón...
Un texto kafkiano, porque la vida es kafkiana. Pero también muy tuyo. Un breve texto que inquieta. Sí, uno huye del rol que jugamos, pero el rol huye con nosotros. Y lo más impresionante es ese telón que espera. Ese telón que caerá de todos modos y que forma parte de la obra que representamos. Aunque sólo sea para marcar su final. Como en el teatro.
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