martes, 30 de marzo de 2010

Allá se abrían los párpados.

Recién volaba el campo de párpados y se conmovía. Quería entrar en el palacio de los sueños. Pero estaban dormidas. Todas dormidas. No se abrió ni una puerta a pesar de los temblores. Más al sur los labios musitaban algo, pero lo que decían, si decían, era en otra parte. Cansado se posó en la rama zurda de la indiferencia. Oyó un canto que bien pudo ser de un pájaro, pero no había más alas que las de su cansancio. Ya no volvería a volar. Allá, un poco más al norte, se abrían los párpados.

2 comentarios:

Robert Soto Legón dijo...

....porque afortunadamente, siempre abrá párpados que se abrirán por/para nosotros y, a veces, hasta a pesar de nosotros. Excelente metáfora Sr. Poeta.

Abel German dijo...

Todo texto poético es, o debiera serlo, un camino. Uno o varios símbolos. La tapa que cubre un pozo de ecos inagotables. Un misterio que, como el misterio de la vida, a veces causa la impresión de no tener misterio. "Allá se abrían los párpados" es eso.

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