sábado, 13 de marzo de 2010

A veces sucede.

El ridículo aposento se despoja de lo que nunca sucedió. La cama tendida y una leve dislocación de la alfombra. Zumba un minúsculo vuelo entre las cosas, famélico, con la misma necesidad que enajena sus dedos. Todo empieza y termina en orden, en la medida adecuada de los armisticios. Puede que esto sea una respuesta, pero ha olvidado la pregunta.

3 comentarios:

Robert Soto Legón dijo...

Primero leí en voz muy baja, después lo releí para "mis adentros".¡Qué imortante lo pequeño, nuestras pequeñas cosas imaginadas o reales!. Una atmósfea íntima, creíble y una frase final demoledora.

Abel German dijo...

Sí, a veces sucede que la realidad no nos dice nada, simplemente porque no sabemos qué pregunta está respondiendo; qué respuesta es a qué pregunta. Está ahí, frente a nosootros, y punto. De ahí que este texto devele una de las posibilidades más inquietantes de esa realidad.

PEDRO E BETANCOURT dijo...

Las respuestas llegan a veces sin esperar preguntas.Las interrogantes no son tan necesarias, cuando la energía de aquello que sentimos es tan fuerte, que la misma nos proyecta a una realidad individual o colectiva...Existirán siempre realidades diferentes por razones diferentes y lo que yo considero peor:olvidamos la sabia convivencia. Tus textos poéticos alimentan la reflexión ...Saludos y abrazos hermano...Seguimos en contacto...

Calavera.

Casa que atesora la oquedad dejada por el único que la habitó y tuvo en ella la irrepetible cita con el unive...