sábado, 27 de marzo de 2010

No esperamos a Godot.


Nosotros no esperamos a Godot, no esperamos a nadie. No esperamos. Venimos a este parque a otro o ninguno. Puede que los parques vengan a nosotros. Estamos. Ella ahí, yo a su lado. Es un modo. A veces creo que me sonríe y yo le sirvo de eco. No sé que tiempo llevamos en este u otro banco, si nos ha llovido o no. En ocasiones es como si la noche estuviera y otras un sol un poco frío, avejentado. Nos visitan los perros, la visitan, le lamen, a ella les gustan y les gusta. Son perros marginales, abandonados. ¿Ladré alguna vez? Me pregunto, puede, le gusté a ella, eso creo. Eso fue en otra vida. Será su olor, me digo, el de ella, por la fidelidad de los bichos. Le sonrío. No esperamos. Nos cagan los pájaros, sin rabia, simplemente nos cagan. No somos espantapájaros. Puede que Godot nos esté esperando...¡pobre!

2 comentarios:

Robert Soto Legón dijo...

Muy buena la frase final (de las que a mí me gustan). Yo soy de los pocos que creen que Godot vino, ¡yo juraría que lo ví!. Me creo el ambiente que respira aquí, los "esperadores", ¿por qué nos gusta tanto el absurdo?.

Abel German dijo...

En este trabajo hay una hermosa coherencia de texto e imagen. En ambos se respira ese húmedo, frío y triste desamparo. Esos bancos vacíos donde puede haber alguien sin que halla nadie. Ni siquiera un espantapájaros. Si acaso un par de fantasmas. Beckett lo agradecería.

Calavera.

Casa que atesora la oquedad dejada por el único que la habitó y tuvo en ella la irrepetible cita con el unive...